Cada año llegan a Canarias unos siete millones de toneladas de petróleo que sustentan el sistema energético de las Islas. De acuerdo con el modelo energético actual, existe una alta correlación entre los precios del combustible y la situación económica de Canarias, hasta tal punto que un desabastecimiento de crudo podría provocar una crisis económica en cualquiera de las islas que forman el archipiélago canario. De la misma forma, el Cambio Climático traerá consigo algunos fenómenos que podrían debilitar nuestro sector energético, destacan entre ellos el aumento de la demanda energética en desalación y refrigeración por efecto del aumento de las temperaturas, la mayor inestabilidad de la generación renovable no gestionable (eólica y fotovoltaica) debido a fenómenos extremos y la mayor tasa de averías por otros efectos extremos como inundaciones repentinas, fuertes vientos o el aumento de polvo en suspensión.
En este escenario, Canarias no debería continuar dependiendo del petróleo y debería redoblar sus esfuerzos en garantía y seguridad del suministro apostando por políticas integradoras como las que supone el almacenamiento energético.
Esta entrevista es realizada a Santiago Díaz Ruano, miembro del Departamento de Energías Renovables del ITC y uno de los técnicos del proyecto ACLIEMAC (Adaptación al Cambio Climático de los Sistemas Energéticos de la Macaronesia), un proyecto europeo de cooperación interregional que durante los próximos tres años estudiará la adaptación energética al cambio climático de los ecosistemas de la Macaronesia y de países del África Occidental.
En ACLIEMAC participan socios de Canarias, Madeira, Azores, Cabo Verde, Senegal y Mauritania. Persiguen un mismo objetivo: conseguir sistemas energéticos robustos que no dependan tanto del petróleo. El proyecto identificará los retos futuros y propondrá cómo resolverlos. Santiago está convencido de la necesidad de “buscar, soluciones que nos permitan adaptarnos a las consecuencias del cambio climático”.
¿Qué supone para Canarias que Europa haya concedido un proyecto de esta envergadura?
El proyecto en sí es una oportunidad para estudiar la situación energética en Canarias (al igual que para el resto de regiones de la Macaronesia y África Occidental) poniendo el foco en la situación que se produciría a largo plazo. En este contexto, ACLIEMAC permitirá identificar las consecuencias que el cambio climático tendrá en nuestra región mediante modelos exhaustivos basados en metodologías de reconocido prestigio y que posteriormente permitan establecer planes de mitigación coherentes con la realidad de nuestros sistemas energéticos insulares. Debe tenerse en cuenta que este proyecto recoge el testigo de proyectos previos como ENERMAC, que entre 2016 y 2021 ha venido desarrollando acciones para mejorar el aprovechamiento de las fuentes energéticas renovables y autóctonas de Canarias, Cabo Verde, Madeira y Mauritania.
¿Contamos con limitaciones energéticas específicas en los territorios insulares respecto a las zonas continentales?
Una de las principales problemáticas es la alta importación de combustibles fósiles, a lo que se suma que nuestros sistemas eléctricos no están por lo general eléctricamente conectados, a excepción de las islas de Lanzarote y Fuerteventura. Disponer de un sistema eléctrico interconectado, ofrece mayor robustez y permite introducir más cantidad de energías renovables en la red eléctrica, sin que haya que aplicar políticas de cortes. Esto nos convierte en una de las comunidades más vulnerable a las posibles situaciones que se produzcan por el cambio climático y motiva que sea prioritario el planteamiento de un modelo energético económica y medioambientalmente sostenible a largo plazo, adaptado a la realidad de cada isla.
La ventaja de estar en un continente —continúa aclarando Santiago Díaz— es que el sistema eléctrico es más robusto. Muestra de ello es que el nivel de cobertura de demanda mediante energías renovables en la Península se situó durante 2019 en el 37% mientras que para el conjunto de Canarias rondó en torno al 16,4%. Proyectos como ACLIEMAC o su antecesor ENERMAC, hacen más fácil evaluar las condiciones existentes en los sistemas energéticos de Canarias y reconocer políticas de mejora que posteriormente puedan ser comunicadas a la sociedad. Para lograrlo, habrá que potenciar tecnologías como el almacenamiento energético, la gestión distribuida, la gestión de demanda o la movilidad sostenible. En principio, supondrá un coste elevado pero reducirá enormemente nuestra dependencia y los costes variables de la solución actual. Adicionalmente, terminaremos situándonos como referentes a nivel europeo y, especialmente, en regiones insulares donde la dificultad técnica es aún mayor.
“Proyectos como ACLIEMAC hacen más fácil alcanzar un sistema energético sólido en territorios insulares como Canarias”
Aparte de la condición de archipiélago, ¿hay requisitos de índole legislativa que frenan la expansión y normalización de las energías renovables en Canarias?
Canarias se alinea a favor de las renovables. Las Administraciones colaboran y quieren que se involucren las empresas del sector energético. Cada vez se elaboran normativas más ajustadas a la realidad teniendo en cuenta las opiniones de muchas partes con conocimientos y ganas de que prospere este modelo energético. No solo se tiene en cuenta la vertiente más pública, sino también el estado de la tecnología.
Turbina eólica para generar energía eléctrica. Fuente: Canva.
¿Qué retos energéticos tiene planteados Canarias a corto y medio plazo para luchar contra el cambio climático?
Desde nuestro punto de vista, no hay una solución o tecnología única clave para el desarrollo del sector energético de Canarias. Hay que definir distintas hojas de ruta por cada tecnología energética de interés. De esta forma se consigue ordenar el sector sin que la apuesta por una solución debilite las aspiraciones de otras tecnologías.
En Canarias, se pretende fomentar la generación de energías renovables a través de la eólica terrestre y la fotovoltaica, ya utilizadas en el territorio. Además, se quiere potenciar nuevas tecnologías como las energías marinas, la biomasa o la geotermia, las cuales no han alcanzado los niveles a los que podrían llegar. También se quiere poner el foco en la eficiencia energética y la búsqueda de modelos que logren reducir la pobreza energética y favorezcan la generación distribuida basada en energías renovables. La combinación de todas ellas permitirá llegar a los objetivos de penetración de energías renovables deseados.
¿Cuáles son estos objetivos?
De acuerdo con la declaración de emergencia climática en Canarias, se ha trazado el objetivo de descarbonización del archipiélago para el año 2040.
En el proyecto ACLIEMAC se plantea una primera fase orientada a identificar las posibles consecuencias, a través de la modelización climática y energética. Después se propondrán soluciones en distintos bloques temáticos: energía circular y la gestión de residuos, energía azul, economía baja en carbono y bloques específicos sobre eficiencia energética para sectores de uso intensivo de la energía, comunidades energéticas y usos particulares.
¿Cuál es el potencial de la energía azul para los territorios abiertos al mar, como los que participan en ACLIEMAC?
El potencial en Canarias es excepcional, según estudios desarrollados por el ITC, en Canarias existen unos 1000 km2 de zonas marinas con aptitudes para la instalación de parques eólicos offshore y unos 500 km2 para albergar convertidores de energías oceánicas. Respecto a estos últimos, los convertidores utilizan el movimiento de las olas para generar energía y, aunque su tasa de producción es algo inferior a la de los parques eólicos marinos, presentan menor impacto visual. De la misma forma, comienza a crecer el interés en otras tecnologías de generación de energías renovables marinas como la fotovoltaica flotante, especialmente interesante para zonas antropizadas y al abrigo de las olas.
¿La capacidad de implantación de las energías marinas es igual en cada una de las islas?
No, dependiendo de la isla, podemos encontrar unos condicionantes u otros. Existen regiones donde se producen condiciones idóneas en cuanto a recurso eólico y capacidad de evacuación de energía a las redes de transporte, pero tienen limitaciones en cuanto a las profundidades marinas (batimetrías) existentes, alcanzándose profundidades de 1000 metros a escasos 2-3 km de la costa. En general, si atendemos al tipo de tecnología, puede que la más prometedora sea la eólica off-shore. Pero hay regiones donde existe un alto potencial en energías undimotrices y sea recomendable potenciar el desarrollo de dicha tecnología. También hay que tener en cuenta que existen restricciones de diverso tipo: medioambientales, tecnológicas, por impacto visual, de conexión a la red...
“Este tipo de proyectos de cooperación son fundamentales porque permiten formar nuevas alianzas y reforzar las ya existentes”
¿Cómo se podrían salvar estas dificultades?
Tenemos que intentar buscar la mejor zona posible, teniendo en cuenta sus limitaciones. Dependiendo de las medidas de mitigación que se establezcan en un emplazamiento y de las restricciones del territorio, será posible o no instalar estas tecnologías.
¿Qué beneficios para la población derivan de la cooperación entre los territorios de la Macaronesia?
Los proyectos europeos de cooperación interregional son fundamentales porque permiten formar nuevas alianzas y reforzar las existentes. Ya habíamos trabajado previamente con la Universidad de Cabo Verde y con la de Nouakchott Al-Aasriya (UNA) de Mauritania en ENERMAC. Este tipo de proyectos ofrecen la posibilidad de continuar con estudios anteriores y profundizar en el conocimiento ya existente. De esta forma, facilitan el uso de las energías renovables y la eficiencia energética de los territorios de la Macaronesia para ser más resilientes desde el punto de vista energético.
Debe tenerse en cuenta que una parte de las acciones llevadas a cabo en estos proyectos tienen un alto carácter de experimentación. Por ejemplo, en el marco del proyecto ACLIEMAC pretende instalarse una planta de biogás en Senegal, a lo que se suma el desarrollo de proyectos de climatización mediante fotovoltaica para colegios de una población del mismo territorio y los estudios iniciales de un sistema de cogeneración alimentado con cáscaras de arroz. Estas experiencias prácticas son claves para demostrar que las acciones planteadas son viables técnica y económicamente.