El objetivo de esta actividad consiste en estudiar los riesgos a los que está sometido el modelo energético actual en las regiones a analizar, caracterizadas por su elevada dependencia de los combustibles fósiles, con el fin de estar preparados y poder dar una respuesta a los efectos que el cambio climático pueda tener sobre las infraestructuras energéticas, de modo que se minimice el riesgo de desabastecimiento de energía en estos territorios. Para lograrlo, es importante realizar una proyección de los escenarios climáticos futuros, desarrollar un análisis de los riesgos y vulnerabilidades del modelo energético actual empleado en los territorios. Todo ello nos llevará a proponer las medidas preventivas y correctivas más adecuadas y a definir las bases para el desarrollo de una estrategia de adaptación al cambio climático que minimice los impactos sobre infraestructuras energéticas.
El objetivo de esta actividad consiste en estudiar los riesgos a los que está sometido el modelo energético actual en las regiones a analizar, caracterizadas por su elevada dependencia de los combustibles fósiles, con el fin de estar preparados y poder dar una respuesta a los efectos que el cambio climático pueda tener sobre las infraestructuras energéticas, de modo que se minimice el riesgo de desabastecimiento de energía en estos territorios. Para lograrlo, es importante realizar una proyección de los escenarios climáticos futuros, desarrollar un análisis de los riesgos y vulnerabilidades del modelo energético actual empleado en los territorios. Todo ello nos llevará a proponer las medidas preventivas y correctivas más adecuadas y a definir las bases para el desarrollo de una estrategia de adaptación al cambio climático que minimice los impactos sobre infraestructuras energéticas.
El incremento de las temperaturas, la escasez de agua, el número cada vez más frecuente de incendios forestales y fenómenos meteorológicos extremos generan problemas cada vez más continuos en las redes de distribución de electricidad. La instalación de sistemas de generación de energía cerca de los puntos de consumo es una medida clave para adaptar el sistema eléctrico ante estos nuevos escenarios de cambio climático. En esta actividad se analizarán y propondrán estrategias de adaptación que permitan integrar generación distribuida (solar, eólica, cogeneración) y sistemas de almacenamiento asociada a la demanda eléctrica de áreas rurales/urbanas y áreas industriales de diferente tipo. Se desarrollarán modelos de operación de estos nuevos sistemas ante situaciones de emergencia meteorológica y se desarrollarán herramientas de previsión de situaciones de riesgo para dotar a estos nuevos sistemas de instrumentos que permitan gestionar dichas situaciones con antelación.
El incremento de las temperaturas, la escasez de agua, el número cada vez más frecuente de incendios forestales y fenómenos meteorológicos extremos generan problemas cada vez más continuos en las redes de distribución de electricidad. La instalación de sistemas de generación de energía cerca de los puntos de consumo es una medida clave para adaptar el sistema eléctrico ante estos nuevos escenarios de cambio climático. En esta actividad se analizarán y propondrán estrategias de adaptación que permitan integrar generación distribuida (solar, eólica, cogeneración) y sistemas de almacenamiento asociada a la demanda eléctrica de áreas rurales/urbanas y áreas industriales de diferente tipo. Se desarrollarán modelos de operación de estos nuevos sistemas ante situaciones de emergencia meteorológica y se desarrollarán herramientas de previsión de situaciones de riesgo para dotar a estos nuevos sistemas de instrumentos que permitan gestionar dichas situaciones con antelación.
Los fenómenos derivados del cambio climático pueden provocar efectos perjudiciales sobre las infraestructuras eléctricas, tanto de generación como de transporte y distribución. La necesidad de garantía del suministro hace indispensable que estos efectos deban ser estudiados y valorados, tratando de identificarlos de forma específica. En esta acción, tomando como base la «Proyección de diferentes escenarios climáticos en el horizonte temporal 2030» (datos obtenidos de la actividad 2.1.1), se determinarán los fenómenos derivados y se identificarán y valorarán económicamente sus efectos sobre la infraestructura eléctrica. Además, se podrá proponer una adecuación de esta infraestructura encaminada a garantizar el suministro de electricidad que soporte los fenómenos climatológicos adversos cada vez más frecuentes.
Los fenómenos derivados del cambio climático pueden provocar efectos perjudiciales sobre las infraestructuras eléctricas, tanto de generación como de transporte y distribución. La necesidad de garantía del suministro hace indispensable que estos efectos deban ser estudiados y valorados, tratando de identificarlos de forma específica. En esta acción, tomando como base la «Proyección de diferentes escenarios climáticos en el horizonte temporal 2030» (datos obtenidos de la actividad 2.1.1), se determinarán los fenómenos derivados y se identificarán y valorarán económicamente sus efectos sobre la infraestructura eléctrica. Además, se podrá proponer una adecuación de esta infraestructura encaminada a garantizar el suministro de electricidad que soporte los fenómenos climatológicos adversos cada vez más frecuentes.
Ante los posibles efectos del cambio climático entre ellos una posible falta de suministro de energía sería importante que los territorios tuvieran planes ya en marcha para aprovechar sus recursos energéticos propios. La economía circular ofrece la oportunidad de incorporar los residuos en el mix energético. Entre los posibles residuos se encuentran el FORSU, residuos agrícolas y forestales, residuos ganaderos y avícolas, restos de podas, aceites de fritura, telas, madera. La valorización energética de estos residuos se presenta como una oportunidad que da solución a dos problemas en estas regiones: la dependencia energética con el exterior y los problemas medioambientales que genera una inadecuada gestión de los mismos. Se trata de transformar un residuo en un recurso energético consiguiendo, a su vez, minimizar el impacto medioambiental que ocasiona su vertido. Dependiendo del residuo y del método utilizado además de biocombustibles, se pueden extraer otros productos.
Ante los posibles efectos del cambio climático entre ellos una posible falta de suministro de energía sería importante que los territorios tuvieran planes ya en marcha para aprovechar sus recursos energéticos propios. La economía circular ofrece la oportunidad de incorporar los residuos en el mix energético. Entre los posibles residuos se encuentran el FORSU, residuos agrícolas y forestales, residuos ganaderos y avícolas, restos de podas, aceites de fritura, telas, madera. La valorización energética de estos residuos se presenta como una oportunidad que da solución a dos problemas en estas regiones: la dependencia energética con el exterior y los problemas medioambientales que genera una inadecuada gestión de los mismos. Se trata de transformar un residuo en un recurso energético consiguiendo, a su vez, minimizar el impacto medioambiental que ocasiona su vertido. Dependiendo del residuo y del método utilizado además de biocombustibles, se pueden extraer otros productos.
La economía azul juega un papel muy importante en la adaptación al cambio climático. Junto a las industrias oceánicas tradicionales como la pesca, el turismo costero y el transporte marítimo, los territorios insulares europeos son estratégicos en el desarrollo de actividades emergentes como la energía renovable offshore, la acuicultura, las actividades extractivas en el fondo marino y la biotecnología marina, sectores que conforman la economía azul. En las zonas costeras se concentra la mayor parte de la población, de las actividades productivas y una importante fuente de recursos. Por ello, y por la importancia de la economía azul, la evaluación de los riesgos y vulnerabilidades en estas zonas debe ser prioritaria, de modo que se pueda fomentar el desarrollo de las actividades energéticas offshore en paralelo y respetando las otras actividades desarrolladas en el mar aumentando la independencia energética y la resiliencia en estos territorios.
La economía azul juega un papel muy importante en la adaptación al cambio climático. Junto a las industrias oceánicas tradicionales como la pesca, el turismo costero y el transporte marítimo, los territorios insulares europeos son estratégicos en el desarrollo de actividades emergentes como la energía renovable offshore, la acuicultura, las actividades extractivas en el fondo marino y la biotecnología marina, sectores que conforman la economía azul. En las zonas costeras se concentra la mayor parte de la población, de las actividades productivas y una importante fuente de recursos. Por ello, y por la importancia de la economía azul, la evaluación de los riesgos y vulnerabilidades en estas zonas debe ser prioritaria, de modo que se pueda fomentar el desarrollo de las actividades energéticas offshore en paralelo y respetando las otras actividades desarrolladas en el mar aumentando la independencia energética y la resiliencia en estos territorios.
Mientras menos se dependa de los combustibles fósiles, que son recursos importados, más autonomía e independencia energética se obtiene, lo que coadyuva en la adaptación al cambio climático, ya que aumenta la capacidad de respuesta frente a emergencias asociadas a una falta o escasez de suministro de estos combustibles. Por eso, es importante fomentar las economías bajas en carbono, basadas tanto en una mayor penetración de energías renovables como en sistemas más eficientes energéticamente, todo ello con el fin de reducir el consumo de combustibles fósiles y lograr una mayor independencia energética. Las economías bajas en carbono deben integrarse en todos los sectores de la energía: generación de electricidad, transporte y producción de calor.
Mientras menos se dependa de los combustibles fósiles, que son recursos importados, más autonomía e independencia energética se obtiene, lo que coadyuva en la adaptación al cambio climático, ya que aumenta la capacidad de respuesta frente a emergencias asociadas a una falta o escasez de suministro de estos combustibles. Por eso, es importante fomentar las economías bajas en carbono, basadas tanto en una mayor penetración de energías renovables como en sistemas más eficientes energéticamente, todo ello con el fin de reducir el consumo de combustibles fósiles y lograr una mayor independencia energética. Las economías bajas en carbono deben integrarse en todos los sectores de la energía: generación de electricidad, transporte y producción de calor.
Fomentar la eficiencia energética de los grandes consumidores para reducir su consumo de energía es una necesidad en el camino a la adaptación al cambio climático. Se entiende como grandes consumidores las desalinizadoras, el sector turístico y la industria. Estos sectores tienen una gran relevancia en la economía y progreso de los territorios participantes, por lo que es fundamental asegurar su correcto funcionamiento ante los riesgos de los efectos del cambio climático. Las economías de estas regiones se basan en el turismo que, al igual que el sector industrial, requiere ingentes cantidades de energía y agua; además, la mayor parte del agua consumida es desalada, lo que requiere un uso intensivo de energía. Como medidas para implementar en esta acción se plantea, entre otros, emplear mecanismos de gestión de demanda, instalar sistemas de EERR en modalidad de autoconsumo, generar calor renovable e implantar medidas de eficiencia energética en instalaciones y procesos productivos.
Fomentar la eficiencia energética de los grandes consumidores para reducir su consumo de energía es una necesidad en el camino a la adaptación al cambio climático. Se entiende como grandes consumidores las desalinizadoras, el sector turístico y la industria. Estos sectores tienen una gran relevancia en la economía y progreso de los territorios participantes, por lo que es fundamental asegurar su correcto funcionamiento ante los riesgos de los efectos del cambio climático. Las economías de estas regiones se basan en el turismo que, al igual que el sector industrial, requiere ingentes cantidades de energía y agua; además, la mayor parte del agua consumida es desalada, lo que requiere un uso intensivo de energía. Como medidas para implementar en esta acción se plantea, entre otros, emplear mecanismos de gestión de demanda, instalar sistemas de EERR en modalidad de autoconsumo, generar calor renovable e implantar medidas de eficiencia energética en instalaciones y procesos productivos.
Adoptar los criterios de la arquitectura bioclimática para reducir el consumo energético de edificios pero manteniendo, e incluso mejorando, las condiciones de confort térmico y bienestar de sus residentes es uno de los hitos importantes a establecer en la hoja de ruta que nos lleva al camino de la adaptación al cambio climático. Esta acción contempla la aplicación medidas en el diseño y construcción de edificios que incidan en la mejora del aislamiento, la estanqueidad, sistemas de renovación de aire, mayor aprovechamiento de la luz natural, etc. de los edificios de nueva construcción y también en la rehabilitación de aquellos cuya certificación energética sea muy baja. De este modo, los edificios se vuelven más resilientes al aumento de las temperaturas y otros cambios que ocasionará el cambio climático.
Adoptar los criterios de la arquitectura bioclimática para reducir el consumo energético de edificios pero manteniendo, e incluso mejorando, las condiciones de confort térmico y bienestar de sus residentes es uno de los hitos importantes a establecer en la hoja de ruta que nos lleva al camino de la adaptación al cambio climático. Esta acción contempla la aplicación medidas en el diseño y construcción de edificios que incidan en la mejora del aislamiento, la estanqueidad, sistemas de renovación de aire, mayor aprovechamiento de la luz natural, etc. de los edificios de nueva construcción y también en la rehabilitación de aquellos cuya certificación energética sea muy baja. De este modo, los edificios se vuelven más resilientes al aumento de las temperaturas y otros cambios que ocasionará el cambio climático.
Los efectos que producirá el cambio climático van a verse reflejados de forma progresiva sobre todos los niveles de la sociedad. Por este motivo, la población al completo debe colaborar en la aplicación de las medidas a implementar para lograr la necesaria adaptación a estos cambios de forma que sus efectos se reduzcan lo máximo posible. A nivel local, puede ayudar la reducción del consumo energético con la aplicación de medidas de ahorro y eficiencia o con el empleo del autoconsumo con EERR. Asimismo, también se puede combatir la pobreza energética que, probablemente, aumentará como efecto del cambio climático. El origen de la pobreza energética reside en tener falta de acceso a la energía o, aun teniendo acceso, no poder enjugar el gasto. Por ello, aplicando medidas de ahorro y eficiencia, se reduce el consumo de modo que sea más factible costear la energía consumida y, fomentando el autoconsumo se aumenta el acceso a la energía de los habitantes y su autonomía energética.
Los efectos que producirá el cambio climático van a verse reflejados de forma progresiva sobre todos los niveles de la sociedad. Por este motivo, la población al completo debe colaborar en la aplicación de las medidas a implementar para lograr la necesaria adaptación a estos cambios de forma que sus efectos se reduzcan lo máximo posible. A nivel local, puede ayudar la reducción del consumo energético con la aplicación de medidas de ahorro y eficiencia o con el empleo del autoconsumo con EERR. Asimismo, también se puede combatir la pobreza energética que, probablemente, aumentará como efecto del cambio climático. El origen de la pobreza energética reside en tener falta de acceso a la energía o, aun teniendo acceso, no poder enjugar el gasto. Por ello, aplicando medidas de ahorro y eficiencia, se reduce el consumo de modo que sea más factible costear la energía consumida y, fomentando el autoconsumo se aumenta el acceso a la energía de los habitantes y su autonomía energética.